Es profundamente transformador. Lo primero que hace es tocarnos por dentro, invitarnos a mirar hacia nuestro interior para descubrir qué es lo que nos impide despertar todo nuestro potencial. Es un llamado a conectar con nuestra esencia más pura, a llevar lo esencial de nuestro ser al servicio de los demás y de la naturaleza.

El Ogam que van a conocer hoy es solo el principio de un conocimiento profundo, poderoso y sagrado, un saber que merece nuestro más profundo respeto.

El Ogam merece ser respetado y atesorado; nunca debe ser usado en contra de nadie. Aquí trabajamos con algo real, algo que se siente, que se vive, que se puede respirar y oler; está presente, y somos nosotros mismos.

El riesgo radica en que, si reciben esta información y la utilizan de manera incorrecta, las consecuencias pueden ser graves, porque el conocimiento también requiere ser respetado. Los seres que custodian este saber necesitan ser honrados.

Aunque el sistema Ogham es conocido principalmente como el alfabeto de la tradición celta, en círculos internos y de iniciados también se utilizaba como oráculo y remedio. Los druidas lo empleaban como una herramienta fiel en su camino hacia la esencia propia y para manifestar conscientemente su poder en conexión con todo lo que es. Cada árbol o planta dentro del sistema Ogham representa una sabiduría especial, y sus seres elementales nos guían para regresar a la fuente y a nuestra propia esencia, reflejando la sabiduría prístina del maestro interior que habita en nosotros mismos.